Esta nueva, pero no novedosa, ola sísmica me ha hecho pensar y recordar Valdivia, a mi parecer la ciudad más hermosa de Chile, donde alguna vez soñé vivir. Ese “remanso de aguas claras” azotado por el terremoto más intenso del que exista registro, donde el mar arrasó con todo un día de Mayo de 1960.
Pienso en el mercado fluvial sobre el río Calle-Calle, en los mariscos, en los lobos marinos que hacen sus gracias a los turistas, en sus calles y parques donde aún se aprecian los rastros de la tragedia, donde la naturaleza cambió para siempre el paisaje. También pienso en aquella casa de Isla Teja donde pasé tan buenos momentos. Por supuesto recuerdo la cerveza artesanal, el crudo y el pie de limón con moras de aquel pequeño café, la fiesta costumbrista de Niebla con su comida en abundancia (pulmay, empanadas de marisco, huepos) y la chicha de manzana. Tengo una terrible nostalgia por la ciudad más lluviosa de Chile, tal vez porque crecí escuchando a Schwenke & Nilo o porque para mí está llena de momentos felices.
6 comentarios:
Preciosos recuerdos. Como todos los buenos recuerdos que guardamos en algún lugar de nuestra memoria. Aunque muchas (muchísimas) veces los recuerdos están marcados por la tragedia...
Un beso
Sigue temblando, en fin estamos acostumbrados........
Entre mis viajes pendientes está Chile. Iré.
Jolin, con estas palabras crece mi deseo por conocer tu país. Al igual que Rodolfo, iré.
Un beso!!
Ahí está "El canelo" que al igual que yo está hundido por las mareas del tiempo y aún resisté. Te amo hija.
No se si los terremotos modifican a las personas tanto como a las ciudades, pero me encantaria descubrir esos cambios contigo.
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